The informed croche

 

El croché informado: La semilla como punto en el tejido cultural/una primera aproximación a las pinturas de Nara

©Por Abdel Hernández San juan

Teórico y escritor

   Cuando yo vi por primera vez una pintura de Nara no podía creerlo, eran dos, las dos primeras, estaban en la pared solitarias alegrando una sala, eran sin embargo mustias, no necesariamente tristes, pero había tanto en ellas que así como suponía deberían resultarles extraordinarias y extracotidianas al sentido común mas ordinario, el vendedor de helados, por ejemplo, no me lo resultaban menos a mí, pero eso sí, creo, por motivos distintos.
   Para el vendedor de helados se trataría de algo extracotidiano porque a efectos de su cultura visual cosas tales solo se ven, o bien en sueños dormidos o bien supongo en filmes de fantasía, en cambio a mi me resultaban extracotidianas no por analogías con sueños o filmes del domingo, sino porque a todas luces no se trataba de algo explicable simplemente según la lógica de que dormidos flotamos en la atmósfera o en el film dominical el caballo de la chica tiene alas y sobrevuela el puente, otras tantas cosas me parecian envueltas en lo que veia y es necesario asirlas para entender el arte de Nara.
  Este ensayo es un primer esfuerzo en esa direccion. De entre todas ellas las cosas que más han llamado mi atención, ahora, cuando varios años luego he vuelto a sorprenderme por la inmensa cantidad de piezas que integran su lenguaje plástico, son por un lado la gama, el color en su arte, y por el otro, cierta relación a mi parecer crucial, de su modo de pintar con elementos de lenguaje propios a la artesanía, a modos expresivos usualmente considerados "no arte" o "arte menor".
   No se trata, sin embargo, de que Nara sea propiamente una artesana, si bien no son desdeñables sus piezas para zapatos, lámparas y otros objetos utilitarios en el cuerpo o el hogar, en tanto si lo fuera tendríamos tejidos Nara de manteles, escafandras Nara, bufandas Nara, esteras Nara, carteras Nara, tapices Nara, mantas Nara, alfombras Nara y quien sabe quizás hasta prendas decorativas Nara, los tendremos alguna vez?, pero tampoco se trata, como sería el caso visto desde la tradición de las bellas altas artes, de un simple incursionismo en las artes aplicadas al modo en que lo hicieron la escuela de artes y oficios de moscú, la vanguardia rusa, la bauhaus o al modo en que por ejemplo Amelia incursionaba la cerámica.
   Se trata antes bien de que en su modo de pintar sus cuadros artísticos, Nara recurre a una serie de motivos seriados que son abordados del mismo modo en que determinados signos y símbolos son tratados en modos artesanales cuyas lógicas pictográficas solo pueden ser explicadas en recurrencia a tradiciones culturales.
Así, por ejemplo, las figuras geométricas en los tejidos del arte indoamericano hopi de estados unidos los masauwu, en México los yaaxche o acabé y en Venezuela los tejidos wayues o la cerámica andina no responden a principios abstraccionistas lógico geométricos donde las formas son entendidas como formaciones autónomas desconectadas desde la mera lógica del sujeto individual respecto a la cultura, sino que sus arabescos y formas decorativas han sido transmitidas del mismo modo de generación en generación así como, por ejemplo, en el ámbito de nuestras familias occidentales y cristianas, se transmite entre las mujeres de generación en generación el croché o determinadas técnicas del bordado y el tejido.
   Esto último, que tenemos en algunas artistas mujeres contemporáneas en estados unidos y suramérica seria quizás más propicio para comprender como juegan y se relacionan los elementos en el arte de Nara pues ciertamente tampoco se trata como en las artesanías de los wayues en Venezuela, de una tradición cultural ancestral como la lengua arawak ligada de varios modos a creencias o cosmovisiones, sino antes bien de remitencias a modos artesanales en cierto modo desconectados de la lengua y la religión si entendemos a esta última en su sentido literal teológico.
  En ningún sentido el arte de Nara podría así ser remitido a determinadas cosmovisiones menos aun a religiones dadas, antes bien, es recurrente en ella un tipo de motivos escogidos por ella misma, es decir, que no los obtiene así tal cual en una determinada tradición, sino que es ella misma quien los decide, como por ejemplo, la recurrencia continua al símbolo de la semilla, en ocasiones el grano, pero utilizado no como un simbolismo autónomo por sus meros sentidos tropológicos o de lenguaje figurado, sino a la manera del tejido o bordado de costura como si la semilla fuera el punto de un croché, la pauta de un leitmotiv que teje no solo en el sentido de bordar o coser algo sino también en el de decorar rellenando con el mismo todos los espacios de la superficie del cuadro casi como un tapiz, por momentos, algunas de sus pinturas parecen de hecho tapices o cosas que una mujer podria ponerse, una manta por ejemplo, debido al modo en que la semilla cubre todo en torno a las formas, abarcando todo el ámbito de la figura y el fondo.
  Muchas veces de hecho sus imágenes, figuras humanas mayormente femeninas, mujeres, en ocasiones árboles, pájaros y otros elementos de la naturaleza, parecen nacer o emerger del mismo croché que trata toda la superficie del cuadro como si lo bordara, no hay pues bordado literal, pero la relación entre los elementos simbólicos repetitivos se vuelve decorativa en el modo del croché que urde la superficie como si fuera una artesanía para luego ver surgir desde entre esa urdimbre general de semillas bordadas sus figuras dando la impresión que tiene uno cuando ve un tapiz tradicional asiático pero antes bien dentro de la tradición europea.
  De hecho, en gran medida, por su gama, y sus atmosferas en ocasiones sentimentalmente mustias a pesar de sus armonías en color, su arte tiene algo por el modo como se transluce lo sentimental en las formas que recuerda y evoca a artistas mujeres del este de europa.
   Se trata pues de un "a la manera de la artesanía" si lo vemos en el sentido de como la artesanía repite los motivos de una tradición cultural, pero se trata al mismo tiempo no de un "a la manera" sino de una verdadera artesanía pero inventiva -- creativa podríamos decir--desde el momento en que, aunque se trata de una tradición inventada por ella los elementos son relacionados semióticamente exactamente con la misma lógica de una tradición cultural.
  La gama al mismo tiempo en las pinturas de Nara, el color, también responde a un principio parecido, sus piezas armonizan entre sí como un conjunto y respecto al ambiente en que se exponen en un modo que recuerda en muchos sentidos la decoración de interiores rigiendo aquello que explica el por qué y las razones del color en la artesanía.
  Pero la semilla que es el motivo de este croché es ella misma la paradoja de ese simbolismo, por un lado ella es la génesis, desde ella como en toda poiesis, todo surge como por primera vez, germina, mientras al mismo tiempo a través suyo todo se reproduce, fertilidad, es decir, se transmite tal cual como se transmite la cultura, ella es pues a la vez engendramiento, génesis, y también tradición pero en el modo sugeneris de lo que ella inventa o engendra y menos así de lo que ella repite.
   Nara de hecho es un caso suigeneris en el arte cubano, si bien podría vérsela, dado uno de los aspectos principales de su arte, como parte de un auge que hubo en los noventas de artistas cubanos eminentemente oníricos como por ejemplo Sandra ramos o Ibrahim miranda, entre otros.
   No es tampoco, y ello es algo que la hace única, una artista naife o ingenua en el sentido que este concepto adquirió en su relación a la cultura en casos como el de moya, no se trata de una artista ingenua al modo del venezolano juan feliz sánchez o el cubano moya entre otras cosas porque Nara emergió como artista desde el centro mismo de la vanguardia, ella tomo mi taller hacer en los noventas a través de lo cual vivió desde adentro lo mas sofisticado y experimentalista del performance y la interdisciplinariedad de vanguardia, luego ella continuo su experiencia en contacto posterior con arte calle y otros exponentes del arte más experimentalista.
   Su obra es una conjunción de factores inusuales, por un lado, ella es una artista emergida desde adentro de las preguntas de la vanguardia experimental pero al mismo tiempo ella evoca la tradición cultural a través de procedimientos que semióticamente son los mismos de la artesanía haciéndolo con toda intención informada, ello es el resultado del interés que ella vivió desde mis talleres hacia la teorización cultural y la comprensión antropológico cultural de lo urbano y los grupos sociales, en cierto modo es el resultado de su modo propio de haber reaccionado a aquella atención hacia la cultura, pero por otro lado es algo que en su experiencia como artista se torna de interés autobiográfico ya que con una conciencia experimental de vanguardia se ha reconocido desde muy temprano relacionada a otras manifestaciones del arte como la trova a cuyo desarrollo su vida y carrera artística han estado muy ligadas.
   Como ninguna otra artista mujer e incluso hombre del arte cubano, Nara se ha inmersionado desde adentro a la trova incluso se la conoce mucho más como pintora del lado de la música que del lado de las artes plásticas a pesar de ella conocer a casi todos los exponentes de la vanguardia de los ochentas.
   Nara es, sin embargo, se hace obvio de forma natural con solo ver algunas de sus pinturas una artista plástico y una pintora consagrada a su arte de forma autentica y esmerada. Sin lugar a dudas, ella ha dado con una exploración propia, original y personal que la subrayan y la destacan como una individualidad indiscutible que de ningún modo puede ser obviada u olvidada dentro del arte cubano visual.
   Su obra visual original y hermosísima se haya en colecciones que han sabido reconocer su exclusividad, su sello único y su talento en estados unidos.
  Sin embargo, aunque Nara pinta como si bordara y esta comprensión de ningún modo puede ser desligada del carácter informado de su búsqueda, no es menos cierto que al mismo tiempo el componente sentimental de su arte es relevante, sus obras, aunque se centran en figuras que como decía por el arte de su confección parecen surgir como en el bordado del tejido general de un cuadro tratado como tapiz que evoca la tradición cultural, por otro lado, estas formas y figuras, sobre todo las imágenes femeninas que centran sus figuraciones no se explican por un motivo simplemente genérico relativo a la tradición, también hay en su arte un desarrollo en torno a la relación entre la mujer y la naturaleza, las estrellas, la referencia continua a los ojos, los árboles, etc, muy europeo, infinidad de ejemplos sobrarian de notable parentezco que relacionan el arte de Nara con el tipo de imaginario visual, sentimental e incluso etológico del cine, la literatura y las artes plásticas en europa del este, las mismas formas de relacionar la mujer con la naturaleza, el mismo ethos entre lo existencial individual y lo cultural tradicional.
  El vendedor de helados se aleja y se pierde en el horizonte quizás en su sentido común las pinturas de Nara son sueños o fantasías dominicales como decía al inicio, pero en la exegesis de esta mi primera aproximación a su arte el horizonte es un croché informado: es la semilla como punto en el tejido cultural

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